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“Sería preferible que las instalaciones renovables se ubicaran en techos y suelos antes que en zonas agrarias o rurales”
22/04/2021
Parque eólico en el páramo ibérico, una de las áreas más importantes para la avifauna esteparia. TEG-UAM
Las energías renovables son una de las piezas claves en la transición energética. Sin embargo, la implantación de macroinstalaciones eólicas o solares supone una nueva presión sobre la biodiversidad, el territorio y la dimensión social del cambio de modelo. Con motivo del Día Internacional de la Tierra, hablamos sobre este tema con Juan Traba, profesor de la Universidad Autónoma de Madrid y uno de los investigadores que apoya la plataforma Aliente. Este es un colectivo de científicos que reclama una transición energética justa, basada en la generación renovable distribuida, ahorro energético y autoconsumo, defensa del territorio y su biodiversidad. Traba es miembro del Comité Técnico Cambio climático y biodiversidad: efectos de la transición energética de Conama 2020, programado del 31 de mayo al 3 de junio de 2021.
¿Qué retos ambientales surgen de la interacción entre el despliegue de las renovables y la biodiversidad?
El reto fundamental entre las renovables y la biodiversidad está en conciliar ambas a través de la planificación, es decir, se necesita que, de forma detallada y espacialmente bien situada, se recojan las necesidades de la conservación de la biodiversidad en España. Tras ello, se debe dirigir de una forma más clara la implantación de las renovables para evitar que los territorios elegidos por los promotores por ser los mejores desde el punto de vista energético entren en conflicto con espacios naturales o las zonas clave para la conservación de la biodiversidad.
¿Qué otros riesgos hay por no planificar?
En el ámbito económico y social, corremos también el riesgo de perder de vista la socialización de la energía, ya que la propiedad de la tierra podría acabar en un oligopolio empresarial en el que participen únicamente aquellos que tienen grandes capacidades y recursos para la presentación de propuestas. En cambio, si la generación de la energía se distribuye en muchas pequeñas manos se podría optar a una capacidad más justa de reparto del paquete energético.
¿Cómo podrían impactar las renovables en el ámbito rural?
Por el momento, muchas de las zonas que son susceptibles de albergar este tipo de instalaciones energéticas están, generalmente, en lugares rurales y con poca población. Sin planificación, la España vaciada podría acabar siendo un gran almacén de energía que no aporte beneficios extra a las poblaciones de los alrededores. Es decir, en muchos casos, no van a suponer un cambio radical para las poblaciones en estos territorios, porque las instalaciones energéticas suelen tener un mantenimiento muy pequeño y no serán grandes generadoras de empleo. De ahí la necesidad de diversificar adecuadamente tanto la propiedad como la ubicación para que no dañen los espacios naturales y traigan beneficio económico y social a pequeños productores rurales.
¿Se han planteado soluciones o iniciativas al respecto?
Desde colectivos como Aliente, la Plataforma Nuevo Modelo Energético y otros grupos locales se está proponiendo una transición hacia las renovables de manera diferente. Entre algunas de las medidas que está surgiendo se encuentra acercar las renovables a los centros de demanda. Sería preferible que las instalaciones renovables se ubicaran en techos y suelos antes que en zonas agrarias o rurales que presentan un valor para conservación de la naturaleza.
Cuando es inevitable que determinadas instalaciones se sitúen en paisajes naturales, se propone la implantación de medidas que reduzcan o disminuyan los impactos asociados. En este sentido, en el ámbito académico y científico estamos estudiando las afecciones de las plantas fotovoltaicas y eólicas sobre la biodiversidad para evitar impactos negativos como, por ejemplo, la colisión de aves contra parques eólicos.
Cuando es inevitable que determinadas instalaciones se sitúen en paisajes naturales, se propone la implantación de medidas que reduzcan o disminuyan los impactos asociados. En este sentido, en el ámbito académico y científico estamos estudiando las afecciones de las plantas fotovoltaicas y eólicas sobre la biodiversidad para evitar impactos negativos como, por ejemplo, la colisión de aves contra parques eólicos.
¿Cómo se abordará este problema en Conama 2020?
Desde el comité estamos examinando los temas que podrían servir para la generación de un debate durante la sesión que celebraremos el próximo 3 de junio. Hasta ahora, el tema estaba monopolizado en la esfera pública por los beneficios de las renovables, pero pocas veces se han puesto en la mesa las sombras de la implantación de grandes parques energéticos. Ahora ya tenemos que ser conscientes de que las renovables van a ser las protagonistas de la transición energética en España y de que debemos intentar trabajar todos juntos para disminuir los riesgos. Por ello, en el CT25 estamos trabajando de forma colaborativa tanto científicos, como grupos ecologistas y actores de la industria de las renovables para así tener todas las perspectivas posibles. Se está generando, además, un banco de ideas y buenas prácticas que sirvan como punto de partida para nuevos proyectos.
¿Qué criterios o requisitos deben tener estos proyectos para que puedan ser considerados “buenas prácticas”? ¿Puede adelantarnos alguna?
Estamos todavía en una fase de desarrollo, pero partimos de que una buena práctica debe ser aquella con la que todas las partes implicadas se encuentren relativamente satisfechas. Debe abarcar desde la fase de planificación del lugar hasta la explotación e implantación de las medidas de mitigación necesarias. Por ejemplo, una buena práctica sería el desarrollo de una planificación espacial consensuada con el Ministerio y las consejerías, en la cual se detallaran las zonas críticas para las aves esteparias y se evitara la implantación de las instalaciones que puedan dañarlas.